Moore, convertida en la rústica hermana de Parker Posey, una chica de ciudad, acaparó los flashes de la jornada –una de las más flojas hasta ahora–, como en los días pasados lo hicieron Michelle Pfeiffer y Kate Winslet y hoy lo hará René Zellweger.
Happy Tears, dirigida por Michell Lichtenstein e incluida en la sección a competición en el último minuto, es una de esas comedias convencionales que se dejan ver, animada por la presencia de Ellen Barkin, la yonqui amante del padre que juega a enfermera, y Rip Zom, un patriarca enfermo entre tanta mujer.
Moore, abnegada y hecha a la situación –ya llevó el peso de la enfermedad de la madre, fallecida de cáncer–, y Posey, soñadora clientela de zapaterías de lujo que acaba de gastarse 2.800 dólares (unos 2.150 euros, al cambio de hoy) en unas botas, se llevan mejor de lo que parece.
“Dos hermanos pueden ser las dos caras de una medalla. Ella es la consciente, yo la inconsciente”, resumió Posey. Las alucinaciones de ésta ayudan a salpicar la película de humor, la familia permanece unida, a la busca de un tesoro y encima alguna acaba encontrando el amor verdadero.
A años luz de todo ese mundo se situó la segunda película de la jornada a competición, Katalin Varga, una producción húngaro-rumana dirigida por Peter Strickland.