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Jaén

Sin palmas ni ramas de olivo

La ciudad se quedó ayer sin acompañar a su ‘Borriquilla’ en la entrada de Nuestro Padre Jesús en Jerusalén

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Cada lágrima, cada sollozo, cada abrazo, simbolizaron ayer la entrada de Jesús en Jerusalén. Jaén se quedó sin su tradicional 'Llamá', sin palmas y sin ramas de olivo que acompañasen a 'La Borriquilla'. La ciudad se quedó huérfana, sin la cofradía que durante tantos años procesionara sola el Domingo de Ramos anunciando la llegada del Nazareno y sus discípulos.


Pasadas las 11 de la mañana, el hermano mayor de 'La Borriquilla', Antonio Carrillo Sánchez, visiblemente emocionado, comunicaba la decisión de la Junta de Gobierno de que este año no procesionara la Real, Ilustre y Fervorosa Hermandad Franciscana y Cofradía de Nazarenos de Nuestro Padre Jesús de la Salud entrando en Jerusalén, María Santísima de la Paz, San Pedro, San Juan y Santiago Apóstoles.


Las predicciones del tiempo no eran halagüeñas y todas las consultas realizadas por la Junta de Gobierno tenían la misma respuesta: agua. Por tanto, y para preservar el patrimonio, las imágenes de Jesús entrando en Jerusalén y María Santísima de la Paz, del imaginero Antonio J. Dubé de Luque, quedaron guardadas en el templo con el recogimiento de la oración y el rezo de nazarenos, mantillas y costaleros. El llanto contenido y los abrazos de hermandad se sucedían dentro de la parroquia de Nuestra Señora de Belén y San Roque.


Mientras, fuera, en la plaza, cientos de jienenses ataviados con las mejores galas y con alguna prenda de estreno, para no perder los dedos de los pies y las manos, tal y como recoge la tradición, esperaban la salida de sus veneradas imágenes, ávidos de Semana Santa, de un rayo de fe que mitigase el amargo cáliz de la crisis, pero el milagro de la comitiva en procesión no pudo ser y la ilusión en los rostros de los más pequeños tornó en preguntas y amarga decepción.


La terminación de las cartelas del paso de misterio, la nueva tanda de candelería, la remodelación de la parihuela del paso de palio, el servicio de paso del Cristo y la pértiga para el paso de palio tendrán que esperar a procesionar un año, así como la entrega de las palmas a las Hermanitas de los Pobres. Sin embargo, tal y como explicó el hermano mayor, Antonio Carrillo, la estación de penitencia no es sino un hito más en un largo año cofrade.


Bien es cierto que da sentido al resto de días, pero el sentimiento cofrade y el espíritu franciscano de esta cofradía que mantiene la vinculación de su fundación con el convento franciscano de “Las Bernardas”, intentando inculcar en la propia vida de la hermandad y sus cofrades los valores de esta orden.


Aunque finalmente la lluvia apenas hizo aparición durante la mañana, la Junta de Gobierno supo estar a la altura y actuó con la responsabilidad que un patrimonio tan valioso como el de la cofradía de Nuestro Padre Jesús de la Salud y María Santísima de la Paz merecen, a pesar de que la decisión hiciera mella en los 680 cofrades con los que cuenta la hermandad.

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