El espectáculo Palo Santo, que se estrenó el 3 de abril en el Teatro de la Maestranza con un éxito rotundo, marca una nueva vuelta de tuerca en la historia de la música cofrade. El guitarrista malagueño Daniel Casares hizo posible la fusión entre el arte flamenco, la sonoridad de la orquesta clásica y el característico sonido de cornetas y tambores que se apodera de cada rincón de Sevilla primavera tras primavera.
Pero por supuesto no estaba solo. En el imponente escenario del Teatro de la Maestranza hicieron historia, entre otros, el excelente cuadro que lo acompañaba: la Lupi y su magistral forma de mover el mantón y la bata de cola; Rocío Márquez y su increíble voz; la Orquesta Sinfónica de Triana, dirigida magistralmente por Manuel Alejandro González, que instrumentó y orquestó el magno espectáculo, y la Banda de Cornetas y Tambores del Santísimo Cristo de las Tres Caídas de la Hermandad de la Esperanza de Triana.
A todo esto hay que sumar el cante, segunda guitarra y palmas de Manuel Peralta; el baile y palmas deSergio Aranda; los coros y palmas de Dani Bonilla; la percusión de Miguel Ortiz “Nene” y las cornetas: Joaquín Eligio “Kini Triana”, Israel Bermúdez, Juan Manuel Caballero y Manuel Rodríguez.
Palo Santo es una idea original de Daniel Casares y Javier Esteban, con música original del genial guitarrista malagueño y Manuel Alejandro González, con las marchas Caridad y La Pasión. Las letras y dirección escénica corrieron a cargo de Miguel Márquez, integrante del dúo Antílopez.
Palo Santo. No se podía haber elegido un nombre mejor para el espectáculo que maravilló a todos los presentes. Palo Santo es el nombre de la guitarra que Daniel Casares encargó específicamente para la ocasión al constructor Antonio Álvarez Bernal, pero también esa madera, con una sonoridad mágica que hasta Paco de Lucía la popularizó entre los guitarristas flamencos, a pesar de que se usa más en las guitarras clásicas.
Palo Santo es un espectáculo que une el flamenco, la música sinfónica y las marchas procesionales de la Semana Santa. Un espectáculo que me trae a la mente el que el día 30 de marzo de 2000 estrenó Pascual González, en el reencuentro artístico con sus antiguos compañeros de Cantores de Híspalis, Juani, Carlos y Mario, en el ya desaparecido Teatro Imperial de la sevillanísima calle Sierpes.
Sevilla Reza Cantando, que así se llamaba, fue un auténtico éxito, en el que las sevillanas cofrades, que ya martilleaban los oídos de toda España, obtuvieron la mayoría de edad y el reconocimiento hasta de los más puristas, un espectáculo en el que participaron la Banda de Música de la Esperanza de Triana, bajo la dirección de Ángel Alcaide; la Coral de la Hermandad del Dulce Nombre de Alcalá de Guadaíra; los saeteros Peregil y Macarena Giráldez; el maestro de la corneta Julio Vera, y el quinteto de músicos del grupo, con la dirección y arreglos de José Enrique de la Vega.
Por tanto, la fusión de la música cofrade con otros estilos musicales no es algo nuevo. Ya lo hicieron además de Pascual González y Cantores de Híspalis, con las sevillanas como hilo conductor, Pájaro, que tuvo, y tiene, la osadía de fusionarlo con el rock en sus discos Santa Leone y He Matado al Ángel, y el Señor Gañán, que lo ha hecho con el pop en un trabajo discográfico llamado Por un mundo mejor.
