La guerra en las puertas. A 20 kilómetros. Los últimos misiles rusos que han caído cerca de territorio UE y OTAN -de Polonia- significan una pésima noticia sobre la aproximación de la guerra a la pulgada que dice el presidente americano, Biden, que si se toca significaría la tercera guerra mundial. Pongámosla en minúscula porque no se ha producido y, por tanto, su denominación es, afortunadamente, teórica. Resulta tan asombroso como tremendo que se pueda estar en una situación así en la Europa del XXI. Nos creíamos inmunes. Pero la expansión de los regímenes democráticos no va a ser tolerada por las dos potencias autocráticas que disponen de poder mundial. Ni Rusia ni China quieren democracia ni en sus fronteras ni cerca de ellas. Los sucesos de Hong Kong y su retroceso sobre los acuerdos de cesión con el Reino Unido -“un país, dos sistemas”- representan la imposibilidad de tolerar la democracia, y su efecto contagio, en la propia China. Los taiwaneses ya están escarmentados antes de empezar un mínimo camino de unificación con China. Lo mismo sucede con Ucrania por el camino emprendido en su acercamiento al sistema de democracia representativa de la Unión Europea. Putin no lo admitió en Bielorrusia, tampoco en Ucrania.
Hay cuestiones militares y geopolíticas, de seguridad, de una Rusia que se siente acosada, otras de resentimiento por la amarga pérdida de su antiguo espacio -bien zarista, bien soviético- pero si Rusia fuera una democracia esta guerra no habría estallado. Se habrían empleado métodos diplomáticos para el acercamiento de posiciones y para el arreglo amistoso del conflicto. Tampoco la hubiera admitido una opinión pública libre y bien informada. La guerra se produce porque la Federación Rusa es un régimen autoritario, sin prensa libre, sin libertad de expresión ni un sistema de partidos democrático. Al mando se haya un señor -Putin- que puede estar en la presidencia hasta 2036, tras 20 años en el poder. Un absoluto despropósito.
El milagro. Éste se ha producido en la isla de La Palma. No hubiera sido tolerable algo diferente. Los presidentes del gobierno y los autonómicos han acordado hacer un frente común frente a esta “pandemia” aún peor que la anterior. Las medidas para paliar los efectos de la guerra y la unidad para los fondos europeos son un alivio para los ciudadanos.
