Que Esteban está cuestionado no lo duda ni el propio entrenador, porque si no se llamase Esteban, si no hubiese hecho lo que ha hecho, deportivamente hablando, en el Xerez ya el técnico estaría más que cesado porque 5 puntos de 39 no hay cuerpo que lo aguante. Por eso hay que esperar que la decisión que el lunes se tome, porque parece que hoy van a existir movimientos y contactos pero no acuerdos, sea la mejor para el Xerez, que es lo que ocupa y preocupa. El Xerez ya está último, los demás equipos siguen a su ritmo y el xerecista también desgraciadamente al suyo, es decir sin sumar, sin marcar y perdiendo semana tras otra. Desastre total. ¿Hace falta un revulsivo? Claro que sí. ¿Es fácil tomar la decisión? No lo es. ¿Quién la tiene que tomar? Obviamente los profesionales deportivos, que los responsables administrativos están para preocuparse por otras cuestiones. Y también deben estar muy preocupados, porque a pesar de las ofertas y promociones hechas a lo largo de la semana el estadio Chapín no llegó a los 6.500 espectadores; porque a pesar de lo mucho que se está jugando el Xerez, tal vez su supervivencia, no fueron a las gradas ni los propios socios. Y la indolencia que se percibió al final del partido no es buena para pensar en que las cosas sigan tal y como están.
El tema del entrenador está ahí. Creo, incluso, que en estos momentos lo que menos preocupa es cómo o cuánto o cuándo habría que pagarle a Esteban y a su cuerpo técnico. Lo que se analiza es si de verdad Esteban puede ponerse de nuevo en ese papel de hombre milagro en el que se ha metido hasta en tres ocasiones aquí en el Xerez. Porque parece claro que esta plantilla no es ni la de la permanencia imposible, ni lógicamente la del ascenso y ni siquiera aquella otra que cubrió una temporada, la última de la presidencia de Gil Silgado, en plena lucha contra un consejo que la dejó abandonada y que salía al campo entrenando los justo y necesario pero solventando los partidos para lograr una permanencia plácida. Quizá la plantilla actual necesita alguien que sea capaz de ponerse las estrellas de capitán y mandar a sus soldados a la lucha sin cuartel, que sus soldados salgan al campo a matar o a morir. A lo peor si en la plantilla no existe alguien que sea capaz de ejercer esa jerarquía, habrá que buscar a quien sea capaz de arengar a una gente que debe estar con una depresión enorme porque las cosas no les salen.
Son observaciones a vuela pluma después de un partido que no ha sido de lo más calamitoso que ha hecho el Xerez. Se corrió, se ha entregado la gente, se ha tenido actitud con un jugador menos, pero al final se ha perdido y en este juego llamado fútbol lo que valen son los puntos que se ganan con los goles en la portería contraria. Los puntos de consolación, aquellos de que hemos merecido más, pero no hemos podido, no sirven absolutamente de nada. Ya en este equipo los paños calientes sobran, aquí sobran muchas cosas y faltan puntos, goles, triunfos. Quedan 17 jornadas y hay que ganar diez partidos. ¿Tal y como está el equipo alguien confía en que, ciertamente, el equipo es capaz de firmar esa proeza?.
Esperaremos los acontecimientos que se produzcan en las próximas 48 horas. Las cartas están sobre la mesa y lo que sea que sea en beneficio del Xerez y respetando siempre a un entrenador que, aunque se vaya, nunca podrá salir por la puerta de atrás.
Jerez
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