La primavera no a todos la sangre altera. Es más, suele producirse el efecto contrario. ¿Por qué nos sentimos ahora más apagados de lo normal? Es la gran pregunta que nos hacemos con la llegada de esta estación del año, en la que se produce la llamada astenia primaveral, una serie de síntomas sin evidencia científica y que no están catalogados como enfermedad, pero que hacen que nos encontremos más flojos de lo habitual.
En palabras de Ángel García Arjona, vocal y representante de Atención Primaria del Colegio de Médicos de Málaga, es una especie de “cansancio, agotamiento y de dificultad para hacer las cosas inexplicable” que puede ser producido por una serie de causas, entre las que se encuentran factores psicológicos y depresivos.
“Es fundamental descartar que esta astenia primaveral sea el inicio de un cuadro depresivo y de ansiedad, que es más frecuentes que aparezca en la primavera y el otoño. Suele haber un repunte de estos cuadros neuropsicológicos e incluso las personas que toman antidepresivos necesitan un reajuste de estos tratamientos en primavera y otoño”, agrega.
Lo normal es que la adaptación a la primavera conlleva cambios que nota nuestro cuerpo; altera nuestro ritmo vital. Y es que la llegada de la nueva estación trae consigo más horas de luz, subida de las temperaturas y el reciente cambio horario que sí puede hacer que todos nos encontremos faltos de energía.
Hasta aquí, todo normal. Estos síntomas suelen durar unos días, normalmente entre diez y veinte. Ojo, si no, cuidado. Hay que hacer un estudio en profundidad para “descartar un cuadro orgánico importante”, como una anemia, problemas hormonales u otras alteraciones.
Este agotamiento también tiene sus cifras. La Sociedad Española de Dietética y Ciencias de la Alimentación (Sedca) afirma que el 85 por ciento de los españoles presenta alguno estos síntomas y el cansancio se produce en una de cada cinco personas. Además, García Arjona apunta que la astenia suele estar más presente entre las mujeres que los hombres y no es considerada una enfermedad.
Para combatirla, lo mejor es practicar ejercicio, buena alimentación, hábitos saludables y cultivar una mentalidad positiva.
El facultativo da un toque de atención sobre los complementos vitamínicos: “Hay que tener cuidado porque podemos caer en una hipervitaminosis”. Respecto a los productos naturales, dice que no suelen estar contraindicados, excepto el ginseng, que puede provocar nerviosismo.