Ya está. El verano del año 2022 llega a su fin el próximo viernes 23 con el Equinoccio de Otoño. Los niños vuelven al colegio. Los bares ya no abren los domingos por la tarde. Vuelven las jornadas completas a las oficinas. Y vuelve la actividad política diaria.
El pasado lunes, Juanma Moreno Bonilla decidió dar un salto, personándose en un desayuno informativo en Madrid, junto a la plana mayor del Partido Popular, tanto el “nuevo” como “el de siempre”. Allí, delante de todos, soltó su primera gran “bomba” en esta nueva legislatura, la supresión vía bonificación al 100% del desconocido por muchos Impuesto sobre el Patrimonio.
Desde que allá por el 2019 accedió a la Presidencia de la Junta, una de sus principales hojas de ruta ha sido la reducción de la carga fiscal en la Comunidad. Ya lo demostró bonificando al 99% el Impuesto sobre Sucesiones y Donaciones o bajando los tipos en el Impuesto de Transmisiones Patrimoniales y Actos Jurídicos Documentados. Ahora le ha tocado al Impuesto sobre el Patrimonio.
Este Impuesto, que se encuentra cedido a las Comunidades Autónomas, grava el patrimonio neto de los contribuyentes personas físicas, sumando por un lado el total de bienes y derechos de contenido económico con la detracción de las cargas, deudas o gravámenes de las que el contribuyente deba responder. Debido a que es un Impuesto que tiene un mínimo exento y que establece la dispensa de declarar la vivienda habitual por valor inferior a 300.000 euros, tiene un carácter prácticamente residual, de ahí que su verdadera razón de ser fuera de la hacer de una especie de “censo”, presentándose juntamente con el IRPF.
¿Cuál es la razón detrás de la eliminación de este Impuesto? Realmente es la misma que llevó a Moreno Bonilla a borrar del mapa el Impuesto sobre Sucesiones y Donaciones, atraer a grandes patrimonios a la comunidad, para que así realicen fuertes inversiones en la zona y se conviertan en residentes fiscales en Andalucía.
Está claro que la idea que se nos viene a todos a la cabeza es que al eliminar este Impuesto, estamos beneficiando a las grandes fortunas ya que tienen un Impuesto menos que afrontar y que eso redundará en peores servicios públicos. Lógico y lícito pensarlo. Pero como en todas estas situaciones, es mejor recurrir al “frío” dato.
Se estima que la recaudación en Andalucía bajará 95 millones de euros con esta medida, que se corresponde con un 0,6% del total de los ingresos fiscales de la comunidad. Sin embargo, más relevante es el hecho de que en 2020, 10 de los 20 mayores contribuyentes del Impuesto en 2019 dejaron de ser residentes fiscales en Andalucía, quedándose por el camino 3,5 millones de euros de recaudación en Patrimonio, pero 14 millones de euros en IRPF.
Las gallinas que entran por las que salen.